sábado, 29 de marzo de 2008

La primera víctima de las Navidades

Esta foto está un poco fuera de estación, pero no voy a esperar a las próximas Navidades para publicarla. El día 7 de enero, un día después de los regalos, así se encontraban los cubos de basura de mi casa.

Y el caso es que la bicicleta tiene pinta de estar en buenas condiciones, e incluso ¡tiene un cestillo!

jueves, 27 de marzo de 2008

Vertigo

Para aquellos que quieran hacer terapia o superar el miedo a las alturas, hay en Madrid (al menos) un sitio ideal para hacerlo: el hotel Puerta de América. Resulta que en el exterior de los ascensores de los últimos pisos hay un corredor diseñado para hacerte sentir la mayor sensación de inseguridad posible siendo aparentemente totalmente seguro.

Para empezar, en la subida comienza la terapia: cuando se entra en el ascensor parece un ascensor normal y corriente con un fondo de espejo. Pero a medida que se abandona la planta baja, se comienza a ver: la pared del fondo es de vidrio hasta el suelo, y sin barandilla quitamiedos. Por cierto, sin ser huésped sólo se puede subir hasta el último piso, sólo para valientes. Si te da un ataque de pánico hay una fácil solución: darse la vuelta.

Una vez llegados al último piso, uno puede dirigirse sencillamente al bar, a disfrutar del paisaje (o de la compañía) tranquilamente, o incluso a la piscina o a a darse un masaje. O bien, enfrentarse al pasillo del terror detrás de los ascensores:

Este pasillo, como se puede ver tiene un techado que impide ver el paisaje y por tanto obliga a mirar hacia abajo. Mirando en esa dirección, se puede uno encontrar en dos tipos de casillas. Las que tienen una barra trasversal, en la que aunque uno tiene la sensación de caerse, siempre podría pensar en agarrarse a esa barra al caer, o incluso pararse encima.

O las otras celdas, donde uno se encuentra en medio de un cuadrado donde el cerebro te chilla: te vas a caer al vacío. Véase el fotomontaje siguiente para hacerse una idea de la sensación:

En caso de emergencia, mirar hacia arriba y andar despacio hacia la salida... :-)

domingo, 23 de marzo de 2008

Un futbolista menos

El otro día, paseaba yo por Madrid y me encontré una escena que me hacía entender que en el mundo debe de haber un futbolista menos, que ha colgado sus botas para dedicarse a otra actividad...

Esto presenta muchas dudas más que soluciones: el hecho de que estén colgadas en un cable telefónico (buena elección, en un cable eléctrico sería más arriesgado), ¿es un síntoma de que se va a dedicar a las telecomunicaciones?
Qué pasará con los usuarios de esa línea, ¿oirán de vez en cuando ¡Gol! en medio de sus conversaciones?
Probablemente nunca lo sabremos...

Esto se une al caso del futbolista cojo, que simplemente abandonó su zapato sobrante en la calle:


Hay que desearle todo tipo de venturas en su nueva situación. Claro que también podría ser un caso de un futbolista cojo invisible, como otro caso que igual ya conocéis.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Monstruo perromosca

Cuando vas y mediante ingeniería genética cruzas una mosca, un perro, y un caballo, ¿qué te sale?

Un monstruo de 125 kilos, que no es capaz de volar, y que anda torpemente... Hay que habilitar el sonido para comprenderlo todo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Aparcamiento de bufandas

Y esto es lo para lo que también se pueden usar las anillas de las papeleras romanas. Uno va, aparca su bufanda, entra en un edificio para comprar o visitar un museo y cuando ya ha terminado, vuelve y se la pone para seguir combatiendo el invierno romano, que es bastante frío.
Supongo que se podría utilizar también para aparcar caballos, pero de esos hay muchos menos en Roma.

domingo, 2 de marzo de 2008

¿Saleros gigantes?

El mobiliario urbano realmente a veces me sorprende. Hoy paseaba por el Retiro, y me encontré con esto. Y la verdad es que lo primero que se me ocurrió fue ¿para qué estará pensado este salero gigante? (obviamente, aparte de ser un monumento al sabor y la hipertensión de la cocina de los habitantes de Brobdignag...)

Claro, fijándose en la parte de abajo parece obvio que igual es que está pensado para sentarse...

Retrospectivamente, me recordó a las papeleras de Roma, de una forma parecida pero más pequeñas.

Pero éstas tienen un detalle un poco diferenciador:

¿para qué sirve esa anilla de encima? Bueno, supongo que para levantarla y vaciarla (no parece algo muy cómodo si hay que levantarla para vaciarla... Pero alguien ha encontrado un uso más original para esa anilla. ¿cuál será? El miércoles, la solución.