viernes, 8 de enero de 2010

Calling around the world: el control de las multitudes

En Tokio, la densidad de gente es tal, que la policía debe de tener un cuerpo especializado en mover multitudes (¿podrían usarlos en una ofensiva?).

Sin embargo, en muchas ocasiones es impresionante lo bien que se dirigen las multitudes sin necesidad de señalización. Por ejemplo, esta escena en los subterráneos de Ikebukuro, con toda la gente siguiendo rápidamente caminos ortogonales sin nunca tropezarse ni chocarse me parece casi un prodigio de la humanidad.



Animado por este dinamismo, me encaminé a Shibuya, donde se crea una multitud cada minuto y en cuarenta segundos se la da rienda suelta para que cruce en cuatro direcciones (ocho sentidos, doce trayectos) sin tampoco chocarse en ningún momento.

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Claro que a un observador avezado no se le habrá pasado que hay algo inusual en ese vídeo. Y no es que haya gente que se pare a hacer fotos, sino que había algo más que filmar. Yo no estaba solo filmando, estaba acompañado por profesionales.

Incluso estoy convencido que estos otros que estaban al otro lado estaban filmando también las multitudes pero por otro motivo.

Pero bueno, tras intentar tres o cuatro veces filmar el punto en que el semáforo pasa a estar verde y la multitudes comienzan a andar, me di cuenta qué era lo que hacían mis colegas de posición (ellos fueron los que me enseñaron desde dónde se podía filmar bien el cruce): filmar los pasos de un japonés con una pierna metálica entre las multitudes de Shibuya.

Se puede ver un par de veces que al principio está parado entre la multitud y luego cuando alcanza la densidad correcta comienza a andar (es el que lleva un abrigo encima y luego una mujer con mascarilla se lo quita). Si se fija uno bien, se va al principio y vuelve al final, en cada turno del semáforo les daba tiempo a hacer dos pasadas. Desafortunadamente no sé todavía quién es ni cuál es la película a la que contribuía. Lo que sí me di cuenta es su profesionalidad: yo estaba ya cansado cuando ya llevaba cinco ciclos de semáforo, y ellos ya estaban ahí cuando yo llegué y seguían en busca de la toma perfecta cuando me fui...

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