lunes, 30 de mayo de 2011

Ortega y Gasset de pequeño...

José Moreno Villa en sus notas biográficas contaba que cuando estaba en el colegio, Ortega y Gasset se burlaba de él y sus compañeros diciendo "Yo soy yo y mi circunstancia, tú eres tú y tu circunstancia, ¿quién es el más tonto de los dos?" En ese momento, todos le miraban raro. Seguro.

viernes, 20 de mayo de 2011

Como Unamuno, pero al revés

Un profesor que tuve en Industriales inventó la máquina del tiempo. Le echaron de la universidad por loco y hereje. Unos años antes volvió a Industriales a dar clase y empezó diciendo: "Decíamos mañana..."

martes, 10 de mayo de 2011

La maldición de la llave de bronce(7): los osos

Muchos años después de que Ben Celaf recibiese la noticia de la maldición asociada a su llave de bronce, se encontraba paseando por los bosques del norte de la villa de Madrid. Aún Felipe II no había decidido designar la villa de Madrid como la sede de la corte, y los bosques eran un buen sitio para ir de caza.
Sin embargo, esta osa le pilló desprevenido, y había dejado su ballesta en el suelo, sin cargar. Así que no tuvo más remedio que improvisar, y lanzó lo que más tenía a mano a los osos: la llave de bronce. La osa estuvo jugando con ella unos minutos, lo que le permitió a Ben Celaf ponerse a salvo, mientras hacía esfuerzos mentales por pensar en el presente. Al cabo de unos 10 minutos, la osa y los oseznos se cansaron de la llave y la dejaron a un lado.
Mientras se concentraba y esperaba un momento de distracción para recuperar su llave, se sorprendió: tanto la osa como los oseznos se transformaron en estatuas de bronce.
Como la maldición decía "recuerdes el pasado con regocijo", Ben Celaf nunca habría pensando que esto pudiese afectar a los osos, que como todo el mundo en aquel momento sabía, no tienen alma y por tanto no podían pensar.
Así que no tuvo más remedio que, guiado por su curiosidad de siglos, repetir el experimento con otros osos cercanos.
Así Ben Celaf pudo constatar en pleno siglo XVI que los animales eran capaces de recordar... aunque claro, ¿cómo podría compartir ese conocimiento sin desvelar la maldición de la llave? Así que, un poco decepcionado de tener que guardar un segundo secreto, volvió a su casa con la llave, dejando unos cuantos osos de bronce en el bosque.

Cuando a mediados de los años 1990, los ingenieros fueron a tomar medidas sobre el terreno, se encontraron con esos misteriosos osos de bronce. Pensando en que eran antiguas estatuas homenaje a los osos de Madrid, no tuvieron más remedio que girar el nudo supernorte un poco en sentido antihorario para no tener que mover las estatuas de su sitio... aunque la verdad, hoy en día casi nadie ya se fija.

viernes, 6 de mayo de 2011

Para abrir boca: ¿una Coca Cola?

Tras leer por encima la información en una lata que alguien tenía en la oficina, decidí comprar una lata de Coca Cola y hacer una pequeña comparación. La comparación comienza por abrir la lata y consumirla... como aperitivo no está nada mal, y si uno se siente débil, aporta bastante energía.
Pero luego hay que mirar la letra pequeña (bueno, o no tan pequeña). Esa lata contiene, aparte de ingredientes misteriosos como el E-150d (caramelo sulfuroso-amoniacal como colorante -- no sé por qué, pero si sólo fuese caramelo me sentiría más tranquilo) o el E-338 (ácido fosfórico, regulador de lal acidez y antioxidante "extraído de las minas"), otro que es mucho más normal: azúcar. Y 35g, nada menos. ¿Y cuánto son 35 gramos? Pues se pone encima de la balanza de cocina y se mide:
se ve más claro desde esta perspectiva:
No sé, a mí no me parece una cantidad pequeña, aunque por lo visto está muy por debajo de lo que realmente se podría tener (según parece el límite físico sería poder llegar a tener más de 400 gramos de azúcar disueltos en una lata de tercio de litro). De todos modos, la misma compañía lo dice en su informe anual (p.10): "Además de agua, los principales ingredientes usados en nuestro negocio son edulcorantes".
De todos modos en la indicaciones está claro: no más de dos latas de Coca Cola al día (cada lata es el 39% de la dosis diaria recomendada de azúcar). Se puede añadir a la lista de placeres culpables... que casi todo el mundo toma (en números: más de 200 países, lo cual no está mal teniendo en cuenta que en Naciones Unidas sólo participan 192 y podemos decir que es "casi todo el mundo"). En concreto, buceando en el informe de la compañía, en España, se consumen 0,38 per cápita al día... aunque no todas son con edulcorantes "nutritivos" (el informe sólo separa la marca "Coca Cola", pero dice cuántas son light, zero, etc.). En el mundo, son 838 millones al día, 0,12 per cápita.

lunes, 2 de mayo de 2011

Los robots y la moda: la prueba R

Ya sabemos que la industria de la moda ha comenzado a interesarse por la posibilidad de usar robots, por ejemplo como modelos y azafatas, que llegarán a ser más baratos que los humanos en algún momento (hoy todavía tienen sueldos de banquero... aunque yo diría que por debajo de una supermodelo -- con la ventaja de que también tienen opción de compra). Cuando ya sean realmente baratos podrían sustituir también a los "personal shopper" o a las dependientas de moda.

Dentro de las investigaciones para llegar a esos objetivos del recientemente creado centro nacional para la robótica en la moda (CEROMO), de la Universidad Politécnica, se está desarrollando el conjunto de pruebas que servirá para poder certificar que los robots pueden integrarse en un entorno comercial sin problemas.

Hacia finales de febrero pude ver el escenario de la prueba R, una de las más básicas del conjunto, que permite comprobar que los robots no se van a bloquear metidos en un círculo vicioso. La R se deriva de Runaround, un viejo cuento de Asimov sobre un robot que entra en un círculo vicioso sobre la superficie de Mercurio.

El robot recibe instrucciones de ir a comprar en las rebajas, y se encuentra ante una tienda.
Sus heurísticos le recomiendan utilizar la puerta izquierda, pero ahí se encuentra un cartel:
En ese momento debe intentar entrar en la puerta derecha, pero otra vez se encuentra con un cartel indicativo:
En ese momento, para pasar la prueba se puede admitir que el robot vuelva a intentar utilizar la puerta derecha, pero una vez dirigido por segunda vez a la puerta izquierda, debe abandonar las rebajas y volver a casa sin nada (a fin de cuentas, la tienda está cerrada de todos modos...).