Dado que a veces hay tiempo para pensar, una de las dudas que frecuentemente surgen en ellos, es ¿a dónde van a parar los residuos? El hecho de oír el vacío succionar es lo que ha dado origen al mito del "hielo azul": Los residuos se tiran desde el avión al vacío (ese sería el ruido que se oye al pulsar el botón de autodestrucción), desde donde se deberían desintegrar antes de caer a tierra; aunque a veces no lo hacen con fatales consecuencias.
Nada más lejos de la realidad: simplemente para ahorrar agua, los servicios del avión utilizan el vacío para limpiarse, almacenándose los residuos en un tanque herméticamente sellado que sólo se puede abrir desde fuera y en tierra.
Sin embargo, no todo es perfecto en el interior. Una vez encerrado dentro, uno se encuentra una señal prohibitiva que recuerda todas las cosas que no se pueden hacer en un avión y por tanto, tampoco en los baños:
Más tarde tras lavarse las manos, se nos recuerda:
¿Qué hacer entonces? Pues claro, usar el cenicero...
No hay comentarios:
Publicar un comentario