sábado, 17 de noviembre de 2007

En un baño de un avión

Por razones obvias, a veces hay que visitar los baños del avión.

Dado que a veces hay tiempo para pensar, una de las dudas que frecuentemente surgen en ellos, es ¿a dónde van a parar los residuos? El hecho de oír el vacío succionar es lo que ha dado origen al mito del "hielo azul": Los residuos se tiran desde el avión al vacío (ese sería el ruido que se oye al pulsar el botón de autodestrucción), desde donde se deberían desintegrar antes de caer a tierra; aunque a veces no lo hacen con fatales consecuencias.

Nada más lejos de la realidad: simplemente para ahorrar agua, los servicios del avión utilizan el vacío para limpiarse, almacenándose los residuos en un tanque herméticamente sellado que sólo se puede abrir desde fuera y en tierra.

Sin embargo, no todo es perfecto en el interior. Una vez encerrado dentro, uno se encuentra una señal prohibitiva que recuerda todas las cosas que no se pueden hacer en un avión y por tanto, tampoco en los baños:

Desafortunadamente el diseñador del cartel se ahorró explicaciones porque no parece que encender un cigarrillo en los baños del avión puedan poner en peligro la seguridad del vuelo, ¿o acaso se puede confundir con un incendio de los motores? Bueno, quizá en el caso de algunos puros podría ser...

Más tarde tras lavarse las manos, se nos recuerda:

Por si acaso a alguien se le ocurría echar ese cigarrillo que no puede encender en la papelera, no vaya a ser que todas las toallitas de papel vayan a arder. Claro, por eso no se puede encender, porque podría causar un incendio...

¿Qué hacer entonces? Pues claro, usar el cenicero...

Quizá es que lo miro de otra manera, pero parece un poco contradictorio dejar el cenicero que no se puede usar... con un cartel que indica cómo fumar. Por tanto, creo que ha llegado el momento de crear un concurso de pegatinas para poner en el cenicero y destinarlo a un nuevo uso.

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