Pero simplemente es que está todo por hacer... hay muchas posibilidades de poner humor en el trabajo, seguro que cuando la gente se vaya acostumbrando a irse a trabajar a las afueras iremos progresando y habrá más diversión.
Por ejemplo, y comenzando por el principio. Entramos cada día en un ascensor y debemos elegir:

Es cuestión de pensar en el teclado como en un juego de azar. Cada compañero que venga contigo añade un número al azar al tablero. Y con un resultado como éste

¿Hay alguien capaz de gritar línea? Todos los compañeros de ascensor se quedarán asombrados... pero seguro que sonríen (o no... pero esto añade más incertidumbre al día)
Y para un resultado como éste

¿Hay alguien capaz de gritar ¡Tres en raya!? Es una combinación afortunada (sobre todo si vas al 3, y no te toca esperar los otros pisos...).
De todos modos, el mejor momento está por llegar. Algún día, cuando estéis todos apretados en esos escasos metros cuadrados, alguien terminará de pulsar el último número y se puede gritar ¡Bingo! y dar saltos de alegría... mmm claro que quedaría poco serio, pero de eso se trata.

¿El premio? pues no hay más premio que la victoria... si consigues sonreír, esa es la única recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario