jueves, 25 de septiembre de 2008

8:41 gominola de Coca Cola

En un pequeño conjunto de despachos y viviendas de nuestro sistema solar, es entregada de vez en cuando una gominola de cocacola. Sí, de esas que son mitad verdes y mitad marrones. A veces es al revés, una botella de coca cola llena de gominolas (tanto monta, monta tanto). Es una tradición que se remonta al siglo IX de la tierra, en concreto al año 841 de nuestra era. Claro, que en esa época no existían gominolas y se usaban Tirupati Laddu, unas bolitas dulces y pringosas populares en el sur de la India durante el reinado del rey Amoghavarsha I.

El siglo pasado esta tradición fue incluida en la película "Los locos de Cannoball" como un guiño a los entendidos por parte de un ex-participante para protegerse de las posibles represalias de abandonar el exclusivo club planetario. La película trataba de una carrera mucho más sencilla, únicamente recorrer el continente norteamericano de costa a costa. Y es que en todo nuestro sistema solar, la gominola de coca cola señala el comienzo de una nueva carrera planetaria alrededor del sol.

Amoghavarsha fue uno de esos reyes que promovieron mucho el avance de sus culturas, incluso publicando el libro de crítica literaria "kavirAjamArga" como si fuese suyo (aunque las malas lenguas dicen que lo escribió a medias con uno de los poetas de su corte). Así que cuando sus astrónomos del observatorio de Manyakheta empezaron a detectar señales procedentes de los otros planetas del sistema solar, el rey se entusiasmó. Afortunadamente los matemáticos jainistas del reino (entre ellos el famoso Mahavira inventor de los números imaginarios) sólo tardaron un par de años en descifrar el código que les permitió a partir de entonces comunicarse con otros planetas.

Sin embargo, se sorprendieron mucho cuando tras varios años de comunicarse con los habitantes de Venus y Marte recibieron el siguiente mensaje "os desafiamos a una carrera planetaria". Una carrera no alrededor de un planeta o varios, sino una carrera DE planetas alrededor del sol. Pero en aquel entonces Amoghavarsha se podía permitir algunos de los mejores científicos e ingenieros del planeta, así que les puso a trabajar y en el año 841 (su 41 cumpleaños) ya estaba listo para competir.

Gracias a un proyecto cuyo tamaño nunca ha vuelto a ser superado en la tierra, los ingenieros desarrollaron la teoría de la gravedad, rellenaron el planeta de un motor gravitatorio y el suficiente lastre para poder ganar las primeras carreras. Sin embargo, los Venusianos consiguieron preparar su planeta a base de crear una densa atmósfera para evitar la radiación y un motor capaz de situarlo en una órbita más cercana al sol, consiguieron ganar las carreras durante las siguientes 100 vueltas.

Esta humillante trayectoria de derrotas para la tierra indignó al emperador Renzong que en 1041 encargó el desarrollo de un nuevo motor al laboratorio de su científico principal, Su Song. Ahí consiguieron disminuir el tamaño del motor, eliminaron la necesidad de una atmósfera exterior y lo colocaron en el segundo satélite terrestre. El golpe maestro no fue tanto maniobrar el satélite hasta la órbita más cercana al sol posible (creando el planeta que hoy conocemos como Mercurio), como convencer al club para conseguir el estatuto de planeta para permitir a un satélite participar en la carera. De hecho ningún otro participante lo volvió a conseguir, como atestigua la triste historia de Plutón: un satélite de Neptuno que se salió de órbita tras apagársele el motor por falta de financiación, al no ser aprobada su participación.

Para celebrar la publicación de la Narratio Prima con la exposición de las teorías heliocéntricas de Nicolás Copérnico en 1541, que la sociedad recibía como un reconocimiento a su trabajo, y para neutralizar las ventajas de los planetas interiores; el reglamento de la carrera cambió para dar el triunfo a la carrera que mayor reducción de tiempo consiguiense respecto a su carrera anterior, cambiando la presión de la ingeniería desde los motores gravitacionales, cuya capacidad está muy limitada por la propia teoría de gravedad a toda la superficie del planeta, mareas, satélites, vientos solares.

Desde entonces el centro de control de Atlántida es el punto de tecnología más sofisticado del Planeta, intentando equilibrar las mareas con los vientos solares y la temperatura de la superficie para conseguir esos milisegundos que podrían darles el triunfo, aunque se derritan algunos glaciares o haya alguna tormenta tropical de más.

¿Y la gominola de cocacola? La tradición se origina en el undécimo cambio del símbolo de la carrera (1941, se cambia cada 100 vueltas), en medio de la segunda guerra mundial, como una ironía de la guerra: la coca cola es el símbolo dulce de los Estados Unidos, y las gominolas fueron inventadas en Alemania por Haribo en 1922, así que la Coca Cola de gominolas es el símbolo de la paz que se resistía a venir.

Así que si veis a alguien que os ofrece una, ¡igual os propone que participéis en la carrera de este año!

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