lunes, 25 de febrero de 2008

Símbolos de apellido...

La heráldica es a veces misteriosa. Yo ya sabía que asociado a un personaje histórico que llevaba uno de mis apellidos está un emblema con un lirio con un céfiro soplando y que en ocasiones he visto asociado al lema "se dobla pero no se parte".
Que, interpretado como un elogio de la resistencia ante la adversidad, es un estandarte con el que me gustaría asociarme, aunque nunca hay que descartar crear tu propio escudo (hasta ahora no se me había ocurrido que podría tener uno).
Y en un palacio que lleva ese apellido, uno de los símbolos exteriores que se pueden ver es, efectivamente, un céfiro:


Pero resulta que el palacio tiene un segundo símbolo, en muchos más sitios. Pero éste resulta más enigmático: un león con una piña...


Aunque no conozco la historia de este símbolo, genéricamente el león es el símbolo de la fuerza y la piña de la sabiduría. Es el símbolo de la familia Onesti (honestos, en italiano), aunque no me queda claro cómo se deriva la honestidad de la combinación de fuerza y sabiduría. El constructor del palacio, cuyo primer apellido era Onesti, como derivaba una buena parte de su riqueza de su asociación con el poseedor de mi apellido se lo cambió a segundo lugar, pero no renunció al suyo propio. Y de hecho, a pesar de que el palacio no se llama Palacio Onesti, este es el blasón que lo decora en todo su exterior.

Y es que realmente el símbolo lo que me hace pensar es en un león vegetariano, que realmente es quizá igual de escaso que la honestidad... Y si no, no hay más que referirse a la historia del propietario del palacio: se hizo rico a base de privilegios concedidos por su tío que era papa y la especulación inmobiliaria. Y no tenía problemas en seducir a jóvenes extrajeras aunque estuviese casado...
En fin, que aunque tuviese un apellido como el mío todavía no está probado que esté relacionado con él... pero, ¿querría estarlo?

miércoles, 20 de febrero de 2008

Los peligros de la publicidad

Los expertos en publicidad hace tiempo que han visto que los papeles tienen dos caras y de un tiempo a esta parte casi todos los recibos (comida rápida, cines, etc.) tienen publicidad por detrás.

Pero claro, no todo el mundo lee la parte de atrás, así que algunos se han hecho más valientes y directamente añaden publicidad en la parte de delante. Por ejemplo, véase una factura de taxi: no son muchos los datos que hacen falta, y normalmente hay mucho espacio en blanco. De hecho, a mí normalmente los recibos de los taxis madrileños no me caben bien en la cartera. Pero ellos aún no se han dado cuenta...

Sin embargo, en otros países sí, y claro... aquí empiezan los problemas. Porque, ¿qué tipo de publicidad es la que se puede dirigir a alguien que toma un taxi en el aeropuerto? Bueno, pues resulta que un poco de todo, pero ese todo incluye algunos anuncios que no te gustaría ver en un recibo de taxi. Véase si no, un ejemplo:

Claro, ¿y ahora cómo convenzo yo a los de contabilidad de que ésto es un recibo taxi, si la palabra taxi tiene una fuente cuatro veces menor que "Night club/1001/Lap Dance"?

En fin, espero que me sirva de algo tener testigos, que también estaban en el taxi conmigo. Ummm... ya me veo la respuesta: "Sí, sí, en el 'taxi'".

Bueno, al final la mejor solución ha sido destacar la palabra taxi con un rotulador fosforescente para desviar la atención... ya os diré si no pasa.

lunes, 18 de febrero de 2008

El francés ausente

Aunque yo pensaba que las representaciones gastronómicas eran un arte relativamente infrecuente, resulta que no, que es bastante común. El otro día, sin ir más lejos, otro colega hizo otra sobre una "crème brûlée", esta vez titulada "El francés ausente" (título temporal hasta que el autor se pronuncie.
Obsérvese que la cara de casco sideral tiene perilla, lo cual es una tradición heredada desde los tiempos de los mosqueteros, y que por tanto refuerza su caracter francés.

lunes, 11 de febrero de 2008

Sin Lengua

El otro día, en un restaurante bastante simpático un amigo (puedes desvelar tu identidad en los comentarios) hizo una representación (yo la llamaría "performance", pero resulta que no está en el diccionario de la RAE) que dio como resultado una obra de arte titulada "Sin lengua", que podemos ver a continuación.

Se puede apreciar (con un poco de dificultad) que una de las materias primas mejor empleadas ha sido la salsa de chocolate (con leche), pero yo además fui testigo que debajo de la salsa había un "fondant templado de chocolate negro" que sufrió un destino muy parecido al resto.

Nótese la ingeniosa combinación del metal y la naturaleza en esa especie de flor de acero inoxidable con la que firma la obra. Es toda una declaración de amor "cybergreen".

sábado, 9 de febrero de 2008

Un sofá en una escalera

A veces la realidad es mejor que el surrealismo. Uno está usando las escaleras de camino a hacer deporte y de repente se encuentra un sofá en la escalera. No hay nadie alrededor, y la verdad, no parece un sitio donde alguno querría tener su sofá...

Immediatamente me vino a la cabeza la novela "Dirk Gently's holistic detective agency", en la cual una parte del argumento gira alrededor de un sofá encajado en una posición imposible en una escalera (no desvelaré cómo sucede para no destriparlo, pero los que tengan curiosidad pueden mirar en la Wikipedia).

La verdad es que creo que es un tema gracioso porque todos se habrán encontrado alguna vez con el problema de "¿cómo hago ahora para meter este sofá en casa?", con momentos en los que realmente parece imposible.

Pero investigando es sorprendente saber que realmente hay un problema matemático que se llama el problema del sofá y que da origen a la "constante del sofá", que es el área del sofá más grande que puede pasar por un pasillo en esquina (sin ponerlo de pie, que es lo que uno termina haciendo con frecuencia). Se puede ver que el sofá no es demasiado anatómico...

Volviendo a la realidad, creo que ese sofá no estaba ahí para admirar el espectáculo de la puerta del primer piso o de un vecino al que hayan echado de casa. Pero lo que más me intriga es si iba o venía, ya que parecía bastante usado para ser nuevo (y por tanto, venir), pero demasiado cerca de la planta baja como para dejarlo para tomar un descanso... Lo añadiremos a la lista de misterios sin resolver: hoy el sofá ya no está.