viernes, 15 de enero de 2010

Lo que llega a comer la gente: China

En China, en general, la comida no he llegado a entenderla: tienen las texturas más raras que se pueda uno imaginar, combinaciones de picante y agridulce y en general nunca me he sentido demasiado identificado.

Comenta mi guía de China que en general la comida china es tan amplia que los avispados cantoneses hacen una selección y adaptación de su cocina al entorno local, de modo que la cocina china en Madrid es muy diferente de la original cantonesa (por ejemplo, no suele incluir serpiente), lo cual es probablemente una suerte.

Visitando por ejemplo Hong Kong, uno se encuentra por la calle tiendas como ésta.

en la que por los pequeños subtítulos y la forma uno diría que lo que se venden son diferentes formas de conservas de vieira. Mi impresión de los pocos letreros que pude discernir era que esta comida se utilizaba con propósitos medicinales (lo cual da a entender que el sabor no es un factor de éxito -- o incluso al revés). Esta vez tampoco mi producto valor x hambre me llevó a probar nada.

Otra de las cosas estrictamente locales que tienen en China son los centros comerciales, y hipercompetitivos y abigarrados, en los que múltiples niveles de vendedores (el captador, el conseguidor y el vendedor) se arremolinan alrededor del visitante para ofrecerle mercancías a veces con pocas cosas en común. Por ejemplo, me llamó la atención esta tienda cuya especialidad era vender barcos de juguete (sin duda nuestro proveedor para el juicio por agua), coches teledirigidos (podría ser una alternativa para campuses sin suministro de agua) y...

sí, efectivamente: cangrejos. Sabiendo algo de chino, se podría intentar investigar en esta tienda de Shenzen cómo han llegado a esa extraña combinación... pero no es mi caso.

Y para no quedarnos con mal sabor de boca, hay que señalar que la comida china es muy destacable también por aquello que no se come, como por ejemplo

este bonito cisne decorativo esculpido en un nabo.

1 comentario: