me recordó la historia de Hachikō, el perro que estuvo 11 años yendo a recibir a su amo a la estación de tren de Shibuya, aunque él nunca llegaba (por razones de fuerza mayor).
En el caso de este perro, tampoco parece que nadie va a venir a recogerlo, ya que el tren no parece que se pueda mover mucho
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