Corazones rotos

Alejandro lo llamaba el "síndrome del sauce llorón". Como consecuencia de veinticinco años de empleado en la seguridad de Barajas, sabía reconocer el caso nada más ver la despedida o el reencuentro.

Con esas mismas palabras se lo describió a Rómulo, un amigo suyo ingeniero. Cuando van y las dos personas se despiden, empiezas a notar como algo no va bien. Se notan una mayor tensión muscular, respiración rápida y frecuencia cardíaca rápida o irregular.

"A veces intento ayudarles y todos suelen coincidir en que piensan que ya nada será lo mismo. Notan como un desasosiego y una arritmia en el corazón, como si algo no estuviese bien ajustado".

Rómulo, ingeniero de la rama de bioingeniería, recordó las clases sobre el corazón y los desfibriladores. Y se le ocurrió una idea: "¿Y si es que los corazones se dessincronizan?" Ideó un medidor y pidió ayuda a la Universidad Politécnica de Madrid para que le ayudasen a crar un experimento clínico para comprobar la efectividad.

Y tras tres años de trabajo, varias decenas de miles de casos, pudo confirmar su hipótesis, que le valió una portada en el "Nature": Cuando dos personas llevan mucho tiempo juntos, en las despedidas y reencuentros, sus corazones se dessincronizan y padencen arritmias con consecuencias sistémicas, como la respiración rápida y la tensión muscular que mencionamos antes.

Una vez comproobada la medición, el diseño del Desfibrilador Espacial Aumentado para corazones rotos, no era más que un corolario, aunque de todos modos el proceso para su aprobación por parte de la Agencia del Medicamento para casos de emergencia en separaciones le llevó cinco años más. El principal escollo estaba en la dificultar de localizar y sincronizar remotamente el otro corazón... Pero hoy nos explicaba orgulloso: "tengo la máquina instalada en la mayor parte de los aeropuertos del mundo, pero a este le tengo especial cariño porque fue el primero que instalamos, aquí en Barajas en la terminal 1".

Eso sí, no sirve cuando los corazones son de chocolate...